¡La victoria está cerca!, o ¡La ventaja es decisiva!, o ¡Esto ya está hecho!, e incluso ¡Un poco más y salvo la posición!; hermosas frases que en muchas partidas pasan por la cabeza del ajedrecista cuando está a punto de alcanzar el triunfo o de arrancar unas merecidas tablas. La línea de meta se ve tan cerca, se puede tocar ya con la punta de los dedos, que se produce una extraña relajación que nos hace bajar la guardia, y esto nos conduce directamente al desastre. La inminente victoria se convierte en derrota o las ansiadas tablas se diluyen cual azucarillo en un café, y es que hasta el último momento hay que estar siempre ojo avizor, y sino fijaos en los siguientes dramáticos ejemplos.
El primero corresponde a la partida Kreiser-Willmes, Sarre 1961:
Las negras jugaron 1...,Cg8. Una jugada que las blancas no valoraron en su justa medida, y sin sospechar que les acechara ningún peligro, siguieron despreocupadamente con 2.Ra6,Rb8; 3.a4,Ce7!; 4.a5?? y ahora se encontraron con 4...,Cd5!! y contra Cc7++ no hay solución posible. Las blancas abandonaron.
La siguiente posición pertenece al encuentro Strobel-Bachmann, Torneo de copa,Treuen, 1960:
Las blancas acaban de jugar 1.Cb6-c4 y las negras creyendo que el conductor de las piezas claras se había equivocado, bajaron la guardia y entraron de lleno en una combinación que creían que les llevaba directamente a la victoria, pero que en realidad era una celada que les condujo a la derrota. 1...,Txc4+??; 2.Rxc4,Ce3+; 3.Rc5,Cxf1; 4.Rb6,Ce3 .El caballo ha quedado alejado de los peones blancos y no podrá hacer nada para detener su inexorable marcha.
5.Rxb7,Cc4; 6.a6,Cd6+; 7.Rb6,Cc8+; 8.Rb7,Cd6+; 9.Rb8,Cb5; 10.a7,Cxa7; 11.Rxa7, y las negras abandonaron.
Oto ejemplo lo tenemos en el próximo diagrama de la partida Donner-Spanjaard, Torneo Ritmeester, Holanda, 1961, donde juegan las blancas:
Donner llevaba un alfil de ventaja y, probablemente, tras 1.Tf7+ y 2.h6, las negras habrían abandonado. Pero el blanco se relajó y jugó, posiblemente con la idea de ampliar aún más su ventaja de material, la jugada perdedora 1.Tha7??, y tuvo que ver cómo su sonrisa se transformaba en llanto. ¿Véis cómo las negras ganaron rápidamente?
Un caso parecido al anterior ocurrió en el encuentro Filip-Darga,Oberhausen, 1961:
Filip, creyendo que estaba a punto de forzar el abandono del negro, jugó descuidadamente 1.Dxh7+??, y después de 1...,Rg4!; 2.Txb7,Rh3!!, se encontró con que no podía evitar el mate en 'g2'. Si no hubiera bajado la guardia se habría percatado que con 1.g4+,Re5; 2.Tc5+, habría ganado fácilemente.
Observad atentamente la siguiente posición de la partida Menas-Braunstein, Bucarest, 1960:
Las blancas, que ya han obtenido su dama, se enfrentan ahora al problema de detener al peón negro de 'h2'. Menas jugó 1.Dh8??, y tras 1...,h1(=D); 2.Dxh1 ¡las negras estan ahogadas!. Simplemente con un último esfuerzo de concentración habrían dado con la jugada que les brindaba el punto entero. Es muy fácil, así que la descubriréis en un segundo.
El siguiente diagrama muestra un fragmento de la partida Elstner-NN, Berlin, 1960:
Está claro que las blancas, que acaban de jugar 1.Rf3-e4, tienen ventaja en esta posición, pero el negro no opuso ninguna resistencia a su derrota y jugó alegremente 1...,Rxh5?? y tras 2.Rf5!!, se encontró con que le amenazaban mate con g4. 2...,Ag3; 3.b3!, jugada de espera que fuerza a moverse al alfil y sirve en bandeja el citado mate en 'g4'. Las negras se rindieron.
Uno de los grandes errores de bajar la guardia, lo encontramos en el siguiente diagrama, que corresponde a una partida de dos grandes monstruos del ajedrez, Nigel Short - Alexander Beliavsky, de un no menos importante torneo, el de Linares de 1992:
Es el turno de las negras que jugaron 1...,f6+. Short vió ahora que 2.Cxf6,Axg2; 3.Af5,Re7 le dejaría con unas posibilidades prácticamente nulas de ganar, al igual que tras 2.Rd4,Rf7. Así que en un monumental descuido, impropio en un jugador de su talla, que recordemos llegó a disputar la final del campeonato mundial de la PCA contra Kaspárov en 1993, jugó confiadamente a ganar con 2.Re6??, y las negras de Beliavsky, al que los grandes maestros apodan "Satanás", le dieron mate con 2...,Ac8++. ¡Imaginad la cara que se le quedaría al bueno de Nigel! ¡Hay que estar atentos hasta el final, amigo Short!
La situación de las blancas en la siguiente partida Venkataraman-Bapiraju, Campeonato de India, 1960, es ganadora:
De tal forma que, bajando la guardia, jugaron confiadamente 1.d7??, pensando que las jugadas ...b1(=D), Txb1, Txb1 ya habían sucedido y en tal caso la jugada efectuada les daba la victoria. Si hubieran estado atentos hasta el último segundo no habrían caído en esa alucinación y con 1.e7! hubieran logrado la victoria. La partida siguió con 1...,Rf6; 2.Tb6,Re7; 3.Txb2,Rxe6 y se acordaron las tablas.
Otro ejemplo del tema que estamos tratando lo encontramos en la partida Nei-Bronstein, Campeonato de la URSS, 1960:
Está claro que la posición negra es a la larga ganadora, pero Nei, no ofreció toda la resistencia que podía y después de 1...,Cd2+!; 2.Rxf4?,Af2!, tuvo que abandonar, porque no se puede evitar el mate que darían las negras con 3...,g5++.
Como último ejemplo le echaremos un vistazo a la siguiente posición de la lucha Nurmamedov-Volovich, Rostov, 1960:
Aquí las blancas bajaron nuevamente la guardia y ofrecieron las tablas, que fueron aceptadas rápidamente por el conductor de las negras. Si Nurmamedov hubiera estado atento y hubiera exprimido sus posibilidades, hubiera encontrado, seguro, la continuación ganadora, que seguro vosotros sí seréis capaces de hallar. ¡No bajéis la guardia y suerte!
Concluiré la entrada de hoy con dos frases que nos invitarán a reflexionar para que nunca nos confiemos en exceso y bajemos la guardia. La primera es del escritor español del Siglo de Oro, Baltasar Gracián, que afirmó: "La confianza es madre del descuido", y la segunda del filósofo latino Lucio Anneo Séneca, que aseveró: "Cuanto mayor es la prosperidad, tanto menor se debe confiar en ella".
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Si alguien me preguntara por una palabra que expresara lo más fantástico, increible, misterioso e infinito que he conocido, lo tendría fácil...AJEDREZ, sin duda.
Sin duda que el embrujo que nos produce el ajedrez es tan sublime, que nos hace sentirnos grandes creadores durante unos minutos, y a eso se refiere Marcel Duchamp cuando dice: "No todos los artistas son ajedrecistas, pero todos los ajedrecistas son artistas".
Sin duda, también, que el ajedrez no lo es todo. ¿Qué decir de la música, por ejemplo? Por eso os he dejado una pequeña muestra de mi música favorita, para que la disfrutéis, si os apetece, mientras os sumergís en el fascinante mundo del ajedrez.
Ya en su dia el gran Tarrasch dijo: "Como el amor, como la música, el ajedrez tiene la virtud de hacer felices a los hombres".
Y olvidémonos de aquella otra frase de Oscar Wilde que decía: "Si quieres destruir a un hombre, enséñale a jugar al ajedrez"...¡asusta!
Así que sin más dilación comenzemos este singular viaje a una tierra llena de peligros, en la que nos encontraremos a reyes enfrentados en un combate eterno, reinas poderosísimas y despiadadas, fortalezas sólidas e inexpugnables, obispos con gesto serio y mirada oblícua, ágiles corceles dispuestos a asestar coces mortales y valientes guerreros que nunca retroceden ante nada.
Estáis todos invitados, así que los que quieran pueden subir a bordo. Sin condiciones. Durante la travesía seremos testigos de inagotables maravillas y al llegar a puerto nos espera...la felicidad, sin duda.
Sin duda, también, que el ajedrez no lo es todo. ¿Qué decir de la música, por ejemplo? Por eso os he dejado una pequeña muestra de mi música favorita, para que la disfrutéis, si os apetece, mientras os sumergís en el fascinante mundo del ajedrez.
Ya en su dia el gran Tarrasch dijo: "Como el amor, como la música, el ajedrez tiene la virtud de hacer felices a los hombres".
Y olvidémonos de aquella otra frase de Oscar Wilde que decía: "Si quieres destruir a un hombre, enséñale a jugar al ajedrez"...¡asusta!
Así que sin más dilación comenzemos este singular viaje a una tierra llena de peligros, en la que nos encontraremos a reyes enfrentados en un combate eterno, reinas poderosísimas y despiadadas, fortalezas sólidas e inexpugnables, obispos con gesto serio y mirada oblícua, ágiles corceles dispuestos a asestar coces mortales y valientes guerreros que nunca retroceden ante nada.
Estáis todos invitados, así que los que quieran pueden subir a bordo. Sin condiciones. Durante la travesía seremos testigos de inagotables maravillas y al llegar a puerto nos espera...la felicidad, sin duda.
sábado, 23 de julio de 2011
viernes, 15 de julio de 2011
Unas del Oeste
Hace unos cuantos días volví a ver en televisión una de mis películas favoritas: "El bueno, el feo y el malo" de 1966, con Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach. Una de las mejores cintas del genero del Oeste, que junto a "Por un puñado de dolares", de 1964 y "La muerte tenía un precio", de 1965, conformaron lo que se llamó La trilogía del dolar, las tres primeras películas del género del western que dirigió Sergio Leone, con una fantástica música de su amigo de la infancia, Ennio Morricone (¿quién no ha silbado alguna vez esas melodías?), y que comparten las tres, como actor protagonista, a un joven Clint Eastwood. Por el origen italiano del director, estos films crearon el subgénero que se llamó spaghetti western, muy en boga en los años 70, y fueron filmados en España, concretamente en Almería y en la Sierra de la Demanda de Burgos. Más tarde, en 1968, dirigió otra obra maestra, "Hasta que llegó su hora", con Henry Fonda y Charles Bronson, y música también de Morricone.
Pues bien, al recordar todas esta cintas, que siempre asociaré a la tarde o noche de los sábados de mi infancia, cuando las veía en televisión junto a mi padre ("hoy hacen una de vaqueros", como él decía), no he podido evitar trasladarlas al mundo de las sesenta y cuatro casillas, y es que realmente una partida de ajedrez no está muy lejos de esos emocionantes duelos finales de las películas, en la que los dos pistoleros se enfrentan para ver quién es el mejor.
Así que empezaré a mostraros las comparaciones que se me ocurrieron, dejando a vuestra libre imaginación otras muchas, y posiblemente mejores, que acudan a vuestra cabeza.
En primer lugar, por ser mi favorita, "El bueno, el feo y el malo":
Si nos situamos en los años 70 del panorama ajedrecístico, creo que muchos coincidiréis conmigo en que "el bueno", no puede ser otro que Bobby Fischer, coronado Campeón del Mundo en 1972, acabando con la larga hegemonía soviética:
Pues bien, al recordar todas esta cintas, que siempre asociaré a la tarde o noche de los sábados de mi infancia, cuando las veía en televisión junto a mi padre ("hoy hacen una de vaqueros", como él decía), no he podido evitar trasladarlas al mundo de las sesenta y cuatro casillas, y es que realmente una partida de ajedrez no está muy lejos de esos emocionantes duelos finales de las películas, en la que los dos pistoleros se enfrentan para ver quién es el mejor.
Así que empezaré a mostraros las comparaciones que se me ocurrieron, dejando a vuestra libre imaginación otras muchas, y posiblemente mejores, que acudan a vuestra cabeza.
En primer lugar, por ser mi favorita, "El bueno, el feo y el malo":
Si nos situamos en los años 70 del panorama ajedrecístico, creo que muchos coincidiréis conmigo en que "el bueno", no puede ser otro que Bobby Fischer, coronado Campeón del Mundo en 1972, acabando con la larga hegemonía soviética:
El feo, y no me refiero a su aspecto físico, podría ser Anatoly Kárpov, porque fué coronado como Campeón del Mundo en 1975, sin haber jugado ninguna partida, debido como sabemos, a la renuncia de Fischer a defender su título, y los aficionados de aquella época pensaban que el campeonato mundial alcanzado por Kárpov no era merecido.
Por último, cuando hablamos del malo, tenemos que referirnos, cómo no, a Viktor Korchnoi, el terrible, que tras su huir de la Unión Soviética en 1976, refugiarse en Holanda y luego conseguir la nacionalidad suiza, fue boicoteado por las autoridades soviéticas de forma que entre 1976 y 1984 fue apartado de todos los torneos jugados por los representantes de la URSS, que sólo estaban autorizados a jugar contra él, para defender el campeonato mundial. Obviamente, malo fué sólo para la Unión Soviética, porque en Ocidente se le consideró un héroe.
Lamentablemente para el mundo ajedrecístico, nunca pudimos disfrutar de un duelo al sol entre el genio de Pasadena, Bobby Fischer, y Anatoly Karpov, así que nos conformaremos con ser testigos de los otros duelos entre estos excelsos pistoleros:
El primer duelo corresponde a la partida Korchnoi-Fischer, Torneo blitz de Herceg Novi, 1970, donde corresponde jugar a las negras:
Fischer concluyó rápidamente con 1...,Cxh3; 2.gxh3,Axh3+; 3.Rf2,Cg4+; 4.Axg4,Axg4 y ante la doble amenaza 5...,Axe2 ó 5...,Dh4+, Korchnoi se rindió.
El siguiente duelo pertenece al encuentro Karpov-Korchnoi, 2ª partida del match final de candidatos, Moscú, 1974, donde juegan las blancas:
Kárpov jugó 1.Td5!,Txd5; 2.Cxd5,Te8 Si 2...,Dd8; 3.Cef4,Ae6; 4.Cxf6+,exf6; 5.Dxh7+,Rf8; 6.Cxe6+,fxe6; 7.Dxg6 con abrumadora superioridad. 3.Cef4!,Ac6; 4.e5! (sacrificio de peón con idea de cortar el paso de la dama negra a la defensa del enroque),Axd5. No 4...,dxe5; 5.Cxf6+,exf6; 6.Ch5!,gxh5; 7.Tg1+ y mate en 'g7'. 5.exf6,exf6; 6.Dxh7+,Rf8; 7.Dh8+ y Korchnoi abandonó ante 7...,Re7; 8.Cxd5+,Dxd5 (8...,Rd7; 9.Cxf6+ ó 8...,Rd8; 9.Dxf6+); 9.Te1+, ganando la torre.
En segundo lugar hablaré de "Por un puñado de dólares":
Al pensar en este título, me vino a la cabeza el duelo que protagonizaron Capablanca y Bernstein en la primere ronda del Torneo de San Sebastián de 1911. Por aquel entonces Capablanca era un jugador semidesconocido, cuyo único gran triunfo había sido la reciente victoria en un brillante match frente a Marshall, al que derrotó por un tanteo de 15 a 8. Bernstein criticó duramente la participación de Capablanca en el torneo, manifestando que no tenía categoría suficiente para ello. Pero Capablanca, se tomó cumplida venganza de esas palabras, y en un duelo a muerte, derrotó brillantemente a Bernstein en su enfrentamiento de la primera ronda, y obtuvo por dicha victoria el 1º Premio de Belleza, lo que le permitió embolsarse su puñado de dolares en forma de una bolsa de 500 francos de oro, que había donado el mecenas de ajedrez de la época, Albert Von Rotschild, a la partida más hermosa.
Capablanca, con blancas, efectuó 24.Tc1,Db2; 25.Ch5,Th8; 26.Te2,De5; 27.f4,Db5
28.Cfxg7,Cc5; 29.Cxe8,Axe8; 30.Dc3,f6; 31.Cxf6+,Rg6; 32.Ch5,Tg8; 33.f5+,Rg5
Y en esta posición, Capablanca desenfundó con la velocidad del rayo su revólver y acabó con Bernstein de tres certeros disparos: 34.De3+,Rh4; 35.Dg3+,Rg5; 36.h4++.
La tercera película es "La muerte tenía un precio":
Aquí pensé que la siguiente partida podría venir que ni pintada, ya que para conseguir matar al rey negro las blancas tienen que pagar un alto precio, concretamente tienen que sacrificar la vida de todas sus piezas. Veamos este duelo entre Popp-Bauer, Villingen, 1940:
1.Ce5,De6; 2.Ac4!,bxc4; 3.f5!!,Dxe5; 4.Cg6+,hxg6; 5.fxg6!,Dxg5; 6.Th1+,Rg8; 7.Dxc4+,Dd5; 8.Th8+!,Rxh8; 9.Dh4+,Rg8; 10.Dh7++. ¡El precio valió la pena!
La cuarta película de la que hemos hablado al principio es "Hasta que llegó su hora":
A estas alturas de la película, tenemos que hacer mención de uno de los mejores pistoleros del tablero damasquinado: Alexander Alekhine. En este enfrentamiento, conduciendo las piezas blancas, se medía, en el Torneo de Karlsbad de 1923, a otro peso pesado, Frederick Yates, seis veces campeón de Gran Bretaña, a quien le toca mover:
Las negras vieron que si retiraban el alfil a 'f6', las blancas ganaban con el avance 'd6', y si lo retiraban a 'd6', el alfil sería dislocado mediante 'e5', y tras la captura con la dama del peón de rey, las negras estarían perdidas. Por todo esto se decidieron a sacrificar la calidad con 1...,Txg4; 2.fxg4,Txf1+; 3.Rg2,Dxh2+; 4.Rxf1, y ahora, Yates, mirando fijamente a los ojos de Alekhine, desenfunda su arma y se lanza a una persecución mortal del monarca blanco que acabará cuando llegue su hora. 4...,Dh1+; 5.Rf2,Ad4+; 6.Rg3,Dg1+; 7.Rh3,Df1+; 8.Tg2,Dh1+; 9.Rg3,De1+; 10.Rh3,g5!; 11.Tc2,Df1+; 12.Rh2,Dg1+; 13.Rh3,Dh1+; 14.Rg3
14...,Dd1!!; 15.Tc3,Dg1+; 16.Rh3,Df1+; 17.Rg3,Af2+; 18.Rf3,Ag1+; 19.Rg3,Df2+; 20.Rh3 y por fin llegó la hora del rey blanco. Un disparo seco acaba con él: 20...,Dh2++.
Por último, no puedo terminar sin hacer mención a una película clasica de vaqueros, un poco más antigua que las anteriores, concretamente del año 1952, "Solo ante el peligro", dirigida por Fred Zinnemann, en la que Gary Cooper borda el inolvidable papel del sheriff Will Kane, que tendrá que enfrentarse en solitario a una peligrosa banda de forajidos, que llegará al pueblo en el tren del mediodía. Siempre que pienso en esta película, recuerdo que mi padre me dijo, la primera vez que la vi con él, que la acción transcurría en tiempo real. Y así es, como pude comprobar en un posterior visionado. Toda la aventura de la película ocurre realmente segundo a segundo en los 84 minutos que dura la cinta. ¡Impresionante!
Para ilustrar esta última película, no se me ocurrió nada mejor que la siguiente posición, donde el rey negro se enfrenta al ejercito blanco más poderoso que se puede encontrar sobre un tablero de ajedrez, pero que es incapaz de vencerle:
A cualquier jugada del blanco, el rey negro quedará ahogado. ¡Curiosísima posición!
Termino con una frase que le dice Clint Eastwood (el bueno) a Eli Wallach (el feo): "Hay dos clases de hombres: los que tienen una pistola cargada y los que cavan. Tú cavas", que tendría su correspondiente equivalencia, como hemos visto a lo largo de esta entrada, en el mundo del ajedrez. Sería aquella frase que dijo el ex-campeón mundial Mihail Tal: "Hay dos clases de sacrificios: los correctos y los míos".
miércoles, 13 de julio de 2011
Akiba Rubinstein y el déjà vu
Creo hablar por boca de todos cuando digo que en un momento u otro de nuestra vida, todos hemos sentido una sensación de déjà vu, esto es, la extraña sensación de haber vivido anteriormente una situación determinada que nos está pasando en el presente. Es una experiencia que dura unos segundos, aunque puedan hacerse eternos por lo inquietante del momento, ya que en esa situación, de improviso, el presente se convierte en pasado.
El déjà vu, expresión acuñada por el científico francés Émile Boirac (1851-1917) y que literalmente quiere decir 'ya visto', ha sido objeto de muchos estudios de los que no se han podido colegir ninguna explicación definitiva, aunque algunos expertos hablan de un solapamiento entre los sistemas neurológicos responsables de la memoria a corto plazo y los responsables de la memoria a largo plazo. Por supuesto que hay explicaciones menos científicas que hablan de reencarnaciones del alma, poderes extrasensoriales, visiones...
A título de curiosidad, también os comento que sobre este tema, en el año 2006, Denzel Washington protagonizó la película Déjà vu, en la que encarna a un policía que investiga un atentado terrorista en un ferry, para lo cual se integra en una unidad experimental del FBI que utiliza una tecnología que permite mirar al pasado, pero sólo cuatro días atrás, plazo en el que tendrá que evitar que el atentado suceda...En fín, una película entretenida, sin más, para pasar una de estas calurosas tardes de verano...
Pero centrémonos en lo que nos interesa y abrochándonos los cinturones de seguridad, viajemos raudos, familiares y amigos, a nuestro particular universo del ajedrez. Allí, hoy nos encontramos con una de esas figuras legendarias que engrandecen nuestro juego: Akiba Rubinstein.
Nacido en Stawiski (Polonia) en 1882 y fallecido en 1961 en Amberes (Bélgica), fué el menor de doce hermanos de una familia judía de condición humilde. Aprendió a jugar a los dieciocho años, a la tercera intentona, en 1907-1908, ganó el Campeonato de todas las Rusias y después el famoso torneo de San Petersburgo de 1909, empatado con el campeón del mundo, Lasker. Este resultado lo convertiría en pretendiente al título mundial. Tras sus cinco victorias seguidas en 1912 en San Sebastián, Pistyan, Breslau, Varsovia y el Campeonato de Rusia en Vilna, se previó un encuentro a veinte partidas contra el campeón del mundo, Lasker, a finales del año 1914. Éste sería para Rubinstein el año de todas las decepciones: favorito, con Capablanca y Lasker, en el torneo de San Petersburgo, no dió la talla y quedó lejos de sus rivales; en cuanto a su encuentro contra Lasker, se vería anulado por la Primera Guerra Mundial. Tras el fin de las hostilidades, Rubinstein volvió a la competición y enlazó de nuevo con la buena racha: consiguió importantes victorias en Viena en 1922, en el Campeonato de Polonia en 1927 y en Rogaska Slatina en 1929. Consiguió otro triunfo en Hamburgo, en 1930, donde, en el primer tablero de Polonia, obtuvo el mejor resultado de la historia de las Olimpiadas hasta ese momento (88,2%), con 13 victorias y 4 tablas. En 1932 su salud se deterioró, retirándose del juego de competición. Padecía antropofobia, patología consistente en el miedo a la gente y la sociedad en general, lo que le llevó a desarrollar manías persecutorias y un comportamiento excéntrico durante las partidas, de forma que hacía su jugada y se iba a un rincón de la sala para no molestar a su adversario y allí se apoyaba en la pared y comenzaba a mover el cuerpo en círculos mientras hablaba en voz baja. Esta dolencia le obligó a pasar un tiempo en una clínica psiquiátrica en dicho año 1932, y pasó por grandes apuros económicos, que fueron paliados gracias a una llamada de auxilio para recoger fondos a su favor por parte de las revistas Wienner Schachzeitung y British Chess Magazine. Como no hay mal que por bien no venga, esta enfermedad posiblemente salvó la vida de Rubinstein, pues durante la Segunda Guerra Mundial, y por su origen judío, estuvo a punto de ser enviado a Auschwitz, pero finalmente, y por su estado de demencia, se le permitió ingresar en un sanatorio de Amberes y así escapó del genocidio nazi. Más tarde se trasladó a vivir a Bruselas donde conoció al Gran Maestro belga Alberic O'kelly de Galway, tercer campeón del mundo por correspondencia en los años 1959-1962 y varias veces campeón de Bélgica, con quien jugaba frecuentemente. Falleció el 14 de Marzo de 1961, solitario, en un asilo de ancianos de un pueblecito belga, cerca de Amberes, donde había acudido con la esperanza de recuperar nuevamente su maltrecha salud.
La característica principal del juego de Rubinstein, donde se mostró invencible, fué el dominio de los finales, especialmente los de torre. La técnica con que conducía esta difícil fase de la partida era simplemente maravillosa. Sobre su juego, Reti comentó: "Rubinstein está considerado un jugador frío, y sin embargo, de sus partidas se puede sacar una mayor y más rica colección de bonitas combinaciones que de los otros maestros que gozan de gran fama por su juego combinatorio". Spielmann, después del triunfo del gran Akiba en la partida Mattison-Rubinstein, del Torneo de Karlsbad de 1929, afirmó: "Akiba, si estuviéramos en la Edad Media, te habrían quemado nada más terminar la partida, porque lo que tú haces con estos finales es auténtica brujería". Refiriéndose a la partida Rubinstein-Schlechter del Torneo de San Sebastián de 1912, Capablanca comentó: "Pocas partidas me han impresionado tanto. Para mí es una obra maestra, completa, un monumento de grandiosa precisión. Por sí sola sirve para demostrar cómo debe jugarse al ajedrez...".
De Rubinstein también se cuentan varias anécdotas curiosas, como por ejemplo su especial manera de tratar a los caballos: en lugar de levantarlos para cambiarlos de casilla, los empujaba con los dedos índice y anular juntos. Otra, cuenta que en cierta ocasión, durante la celebración de un torneo, fué al comedor con su tablero de bolsillo y se puso a analizar una posición que tenía aplazada, mientras con gestos distraidos, se llevaba la comida a la boca. Terminado esto, se levantó y salió al pasillo, siempre con su tablero en las manos, y caminó y caminó por todas las salas del hotel. De pronto se encontró con una puerta donde un cartel anunciaba 'Comedor'. Entró, se sentó, y volvió a comer de nuevo, sin recordar que hacía escasos minutos que lo había hecho. También se dice que en la última ronda de un torneo, Rubinstein necesitaba sólamente un empate para asegurarse el primer puesto en solitario. Después de unos cuantos movimientos, su adversario ofreció tablas, pero Rubinstein las rechazó. Después de algunos movimientos más, Rubinstein ya había adquirido una clara ventaja y fué él quien propuso el reparto del punto. Su oponente, sorprendido, aceptó alegremente, y el gran maestro le espetó: "YO soy quien debe decidir el resultado de una partida contra un jugador de SU categoría".
Rubinstein se enfrentó en el Torneo internacional de San Petersburgo de 1909 al por entonces campeón del mundo, Emanuel Lasker, en la tercera ronda, derrotándolo en una extraordinaria partida:
En esta posición, Rubinstein, con blancas, jugó 14.Axf6,Dxf6? Al respecto de su última jugada, Capablanca comentó: "Estuve considerando 14...,gxf6, que parecía podría darme un buen juego, pero pensé que la combinación blanca era incorrecta y, por consiguiente, permití que la jugara para mi desgracia". La captura de peón era, ciertamente, el mal menor, aunque después de 15.Cxd5!,exd5; 16.Axc8,Txc8; 17.Dxd5+,Rh8; 18.e3,Td8; 19.Dxf5, las blancas tienen una evidente ventaja, pero nada fácil de materializar. 15.Cxd5!,Dh6 Pero no 15...,exd5?; 16.Dxd5+,Rh8; 17.Axc8 con ventaja blanca, ni 15...,Axf2+; 16.Rg2,Df7; 17.Cf4, también con ventaja. 16.Rg2! Capablanca sólo esperaba 16.Ag2?,Ce5!, con excelente juego para las negras: 17.Cf4 (17.Tc1?,Dxc1!; 18.Dxc1,Axf2+),Cg4; 18.h3,Cxf2; 19.Txf2,Axf2+; 20.Rxf2,g5, ganando. 16...,Tcd8
El déjà vu, expresión acuñada por el científico francés Émile Boirac (1851-1917) y que literalmente quiere decir 'ya visto', ha sido objeto de muchos estudios de los que no se han podido colegir ninguna explicación definitiva, aunque algunos expertos hablan de un solapamiento entre los sistemas neurológicos responsables de la memoria a corto plazo y los responsables de la memoria a largo plazo. Por supuesto que hay explicaciones menos científicas que hablan de reencarnaciones del alma, poderes extrasensoriales, visiones...
A título de curiosidad, también os comento que sobre este tema, en el año 2006, Denzel Washington protagonizó la película Déjà vu, en la que encarna a un policía que investiga un atentado terrorista en un ferry, para lo cual se integra en una unidad experimental del FBI que utiliza una tecnología que permite mirar al pasado, pero sólo cuatro días atrás, plazo en el que tendrá que evitar que el atentado suceda...En fín, una película entretenida, sin más, para pasar una de estas calurosas tardes de verano...
Pero centrémonos en lo que nos interesa y abrochándonos los cinturones de seguridad, viajemos raudos, familiares y amigos, a nuestro particular universo del ajedrez. Allí, hoy nos encontramos con una de esas figuras legendarias que engrandecen nuestro juego: Akiba Rubinstein.
Nacido en Stawiski (Polonia) en 1882 y fallecido en 1961 en Amberes (Bélgica), fué el menor de doce hermanos de una familia judía de condición humilde. Aprendió a jugar a los dieciocho años, a la tercera intentona, en 1907-1908, ganó el Campeonato de todas las Rusias y después el famoso torneo de San Petersburgo de 1909, empatado con el campeón del mundo, Lasker. Este resultado lo convertiría en pretendiente al título mundial. Tras sus cinco victorias seguidas en 1912 en San Sebastián, Pistyan, Breslau, Varsovia y el Campeonato de Rusia en Vilna, se previó un encuentro a veinte partidas contra el campeón del mundo, Lasker, a finales del año 1914. Éste sería para Rubinstein el año de todas las decepciones: favorito, con Capablanca y Lasker, en el torneo de San Petersburgo, no dió la talla y quedó lejos de sus rivales; en cuanto a su encuentro contra Lasker, se vería anulado por la Primera Guerra Mundial. Tras el fin de las hostilidades, Rubinstein volvió a la competición y enlazó de nuevo con la buena racha: consiguió importantes victorias en Viena en 1922, en el Campeonato de Polonia en 1927 y en Rogaska Slatina en 1929. Consiguió otro triunfo en Hamburgo, en 1930, donde, en el primer tablero de Polonia, obtuvo el mejor resultado de la historia de las Olimpiadas hasta ese momento (88,2%), con 13 victorias y 4 tablas. En 1932 su salud se deterioró, retirándose del juego de competición. Padecía antropofobia, patología consistente en el miedo a la gente y la sociedad en general, lo que le llevó a desarrollar manías persecutorias y un comportamiento excéntrico durante las partidas, de forma que hacía su jugada y se iba a un rincón de la sala para no molestar a su adversario y allí se apoyaba en la pared y comenzaba a mover el cuerpo en círculos mientras hablaba en voz baja. Esta dolencia le obligó a pasar un tiempo en una clínica psiquiátrica en dicho año 1932, y pasó por grandes apuros económicos, que fueron paliados gracias a una llamada de auxilio para recoger fondos a su favor por parte de las revistas Wienner Schachzeitung y British Chess Magazine. Como no hay mal que por bien no venga, esta enfermedad posiblemente salvó la vida de Rubinstein, pues durante la Segunda Guerra Mundial, y por su origen judío, estuvo a punto de ser enviado a Auschwitz, pero finalmente, y por su estado de demencia, se le permitió ingresar en un sanatorio de Amberes y así escapó del genocidio nazi. Más tarde se trasladó a vivir a Bruselas donde conoció al Gran Maestro belga Alberic O'kelly de Galway, tercer campeón del mundo por correspondencia en los años 1959-1962 y varias veces campeón de Bélgica, con quien jugaba frecuentemente. Falleció el 14 de Marzo de 1961, solitario, en un asilo de ancianos de un pueblecito belga, cerca de Amberes, donde había acudido con la esperanza de recuperar nuevamente su maltrecha salud.
La característica principal del juego de Rubinstein, donde se mostró invencible, fué el dominio de los finales, especialmente los de torre. La técnica con que conducía esta difícil fase de la partida era simplemente maravillosa. Sobre su juego, Reti comentó: "Rubinstein está considerado un jugador frío, y sin embargo, de sus partidas se puede sacar una mayor y más rica colección de bonitas combinaciones que de los otros maestros que gozan de gran fama por su juego combinatorio". Spielmann, después del triunfo del gran Akiba en la partida Mattison-Rubinstein, del Torneo de Karlsbad de 1929, afirmó: "Akiba, si estuviéramos en la Edad Media, te habrían quemado nada más terminar la partida, porque lo que tú haces con estos finales es auténtica brujería". Refiriéndose a la partida Rubinstein-Schlechter del Torneo de San Sebastián de 1912, Capablanca comentó: "Pocas partidas me han impresionado tanto. Para mí es una obra maestra, completa, un monumento de grandiosa precisión. Por sí sola sirve para demostrar cómo debe jugarse al ajedrez...".
De Rubinstein también se cuentan varias anécdotas curiosas, como por ejemplo su especial manera de tratar a los caballos: en lugar de levantarlos para cambiarlos de casilla, los empujaba con los dedos índice y anular juntos. Otra, cuenta que en cierta ocasión, durante la celebración de un torneo, fué al comedor con su tablero de bolsillo y se puso a analizar una posición que tenía aplazada, mientras con gestos distraidos, se llevaba la comida a la boca. Terminado esto, se levantó y salió al pasillo, siempre con su tablero en las manos, y caminó y caminó por todas las salas del hotel. De pronto se encontró con una puerta donde un cartel anunciaba 'Comedor'. Entró, se sentó, y volvió a comer de nuevo, sin recordar que hacía escasos minutos que lo había hecho. También se dice que en la última ronda de un torneo, Rubinstein necesitaba sólamente un empate para asegurarse el primer puesto en solitario. Después de unos cuantos movimientos, su adversario ofreció tablas, pero Rubinstein las rechazó. Después de algunos movimientos más, Rubinstein ya había adquirido una clara ventaja y fué él quien propuso el reparto del punto. Su oponente, sorprendido, aceptó alegremente, y el gran maestro le espetó: "YO soy quien debe decidir el resultado de una partida contra un jugador de SU categoría".
Rubinstein se enfrentó en el Torneo internacional de San Petersburgo de 1909 al por entonces campeón del mundo, Emanuel Lasker, en la tercera ronda, derrotándolo en una extraordinaria partida:
La última jugada de las negras, conducidas por Lasker, ha sido 15...,The8, con la evidente amenaza Txe3. Ahora Rubinstein realiza una serie de jugadas extraordinarias empezando con 16.Tc1!, amenazando 'Tc5' y 'd4-d5'. El propio Lasker calificó esta jugada de increíblemente sutil. 16...,Txe3. También después de 16...,Rb8; 17.Tc5,Df4; 18.d5,Txe3; 19.Dc1!,Te4; 20.dxc6,bxc6; 21.Dc3, las negras quedarían mal, según análisis de Lasker. Tal vez era mejor, en opinión de Kaspárov, 17...Dxc5!; 18.dxc5,Txd1; 19.Txd1,a5, con esperanzas de salvar el final. 17.Txc6+,bxc6;
Y ahora Rubinstein efectuó la importante jugada para la entrada de hoy en el blog, como después entenderemos, 18.Dc1!!, de la que comenta Tarrasch: "La clave de la cuestión. Las negras, obviamente, sólo esperaban 18.fxe3?,Dxe3+; 19.Rh1,Txd4, con ventaja para su causa"; 18...,Txd4; 19.fxe3,Td7; 20.Dxc6+,Rd8.
Si ahora las blancas se relajan, su peón extra no jugará ningún papel, pues su rey también está expuesto, por lo que el blanco movió 21.Tf4!! Lasker comenta de esta jugada: "Una maravillosa idea. Las blancas amenazan con decidir el juego mediante un ataque directo al rey con 22.Da8+ y Te4+ ó Tc4+. Para evitar esto, las negras están obligadas a permitir el cambio de damas y entrar en un final perdido". 21...,f5; 22.Dc5! (amenazando Df8+),De7 Única defensa, pues si 22...,Td1+ (22...,Df6; 23.Td4); 23.Rf2,Td2+; 24.Re1,Dxg2 seguido de 25.Da5+ y Dxd2. 23.Dxe7+,Rxe7; 24.Txf5,Td1+; 25.Rf2! (Si 25.Tf1?!,Td2; 26.Tb1,Te2 y las negras conservarían posibilidades de tablas),Td2+; 26.Rf3,Txb2; 27.Ta5!,Tb7; 28.Ta6! Las blancas han creado un final de torres de libro, uno de esos maravillosos finales que dieron vida a un famoso aforismo de Tartakower: "Rubinstein es un final de torres de una partida iniciada por los dioses hace un millar de años". 28...,Rf8; 29.e4,Tc7; 30.h4!,Rf7; 31.g4,Rf8; 32.Rf4,Re7; 33.h5!,h6;
34.Rf5,Rf7; 35.e5,Tb7; 36.Td6,Re7; 37.Ta6,Rf7; 38.Td6,Rf8; 39.Tc6,Rf7; 40.a3! Quitándole una casilla a la torre. Las negras se rindieron, a causa del zugzwang, 40...,Te7; 41.e6+,Rg8; 42.Rg6,Te8; 43.e7!,Rh8; 44.Td6 y Td8. Si 40...,Rf8; 41.Rg6,Tb3; 42.Tc8+,Re7; 43.Tc7+,Re6; 44.Txg7 y si 40...,Re7; 41.Rg6,Rd7; 42.Td6+,Re8; 43.Rh7,Rf8; 44.Td8+,Rf7; 45.Tg8 y Txg7.
Dos años más tarde, en 1911, Rubinstein se enfrentó con blancas en el Torneo de San Sebastián, a otro Campeón del Mundo: José Raúl Capablanca.
En esta posición, Rubinstein, con blancas, jugó 14.Axf6,Dxf6? Al respecto de su última jugada, Capablanca comentó: "Estuve considerando 14...,gxf6, que parecía podría darme un buen juego, pero pensé que la combinación blanca era incorrecta y, por consiguiente, permití que la jugara para mi desgracia". La captura de peón era, ciertamente, el mal menor, aunque después de 15.Cxd5!,exd5; 16.Axc8,Txc8; 17.Dxd5+,Rh8; 18.e3,Td8; 19.Dxf5, las blancas tienen una evidente ventaja, pero nada fácil de materializar. 15.Cxd5!,Dh6 Pero no 15...,exd5?; 16.Dxd5+,Rh8; 17.Axc8 con ventaja blanca, ni 15...,Axf2+; 16.Rg2,Df7; 17.Cf4, también con ventaja. 16.Rg2! Capablanca sólo esperaba 16.Ag2?,Ce5!, con excelente juego para las negras: 17.Cf4 (17.Tc1?,Dxc1!; 18.Dxc1,Axf2+),Cg4; 18.h3,Cxf2; 19.Txf2,Axf2+; 20.Rxf2,g5, ganando. 16...,Tcd8
Y ahora, en este preciso instante, a Rubinstein le tuvo que asaltar una tremenda sensación de déjà vu, una sensación increible de haber vivido anteriormente esta situación en otro momento de su vida, y al igual que entonces efectuó la extraordinaria jugada 17.Dc1!!. ¡La misma brillante jugada que había hecho contra Lasker años atrás! ¡Rubinstein derrota a dos Campeones Mundiales con la misma jugada, empleando un solo y único tema! ¡Fantástico déjà vu! La partida continuó con 17...,exd5. No hay nada más: 17...,Txd5?; 18.Dxh6,gxh6; 19.Axe6+ y 20.Axd5; y si 17...,Dxc1?; 18.Axe6+,Rh8; 19.Taxc1. 18.Dxc5,Dd2; 19.Db5,Cd4; 20.Dd3,Dxd3; 21.exd3,Tfe8; 22.Ag4!?,Td6!; 23.Tfe1,Txe1; 24.Txe1,Tb6!; 25.Te5,Txb2; 26.Txd5,Cc6; 27.Ae6+,Rf8; 28.Tf5+,Re8; 29.Af7+,Rd7; 30.Ac4,a6?!
31.Tf7+,Rd6; 32.Txg7,b5; 33.Ag8,a5; 34.Txh7,a4; 35.h4,b4; 36.Th6+,Rc5; 37.Th5+,Rb6; 38.Ad5? Aquí las blancas ganaban con relativa facilidad con 38.Ac4!,b3; 39.axb3,a3; 40.Tb5+,Rc7; 41.b4. 38...,b3? Perdiendo una inesperada posibilidad de salvarse con 38...,Txa2!!; 39.Ac4,Tc2; 40.Tb5+,Rc7; 41.Ag8,a3; 42.h5,a2; 43.Axa2,Txa2; 44.h6,Ta6! (no 44...,Ta8?; 45.g4!), con excelentes perspectivas de tablas. Por ejemplo: 45.g4,Ce7; 46.g5,Tb6; 47.Txb6,Rxb6; 48.f4,b3; 49.h7,Cg6; 50.f5,b2; 51.fxg6,b1(=D); 52.h8(=D),Dc2+; 53.Rf3,Dxd3+; 54.Rf4,Dd2+; 55.Rf5,Dc2+, y tablas. 39.axb3,a3; 40.Axc6!,Txb3; 41.Ad5,a2; 42.Th6+! y las negras se rindieron pues si 42...,Ra7; 43.Th8 y si 42...,Ra5; 43.Ac4!, y la torre llega a tiempo a la columna 'a'.
Hablando de Rubinstein, no podemos despedirnos sin hacer un alto, en nuestro excitante viaje de hoy, en uno de esos lugares imperecederos, maravillosos e imprescindibles de este mundo albinegro. Me refiero a la partida Rotlewi-Rubinstein, Lodz 1907, cuya posición después de la última jugada blanca 20.Rh1, podemos observar a continuación:
Las blancas al jugar 19.e5?,Ab6+; 20 Rh1, subestimaron el siguiente salto de caballo: 20...,Cg4!; 21.Ae4 También son malas 21.Dxg4,Txd3; 21.Axh7+,Rxh7; 22.Dxg4,Td2 y 21.Ce4,Txd3!; 22.Dxd3,Axe4; 23.Dxe4,Dh4; 24.h3,Dg3; 25.hxg4,Dh4++. 21...,Dh4; 22.g3 (Pierde 22.h3 ante 22...,Txc3!; 23.Axc3 [23.Axb7,Txh3+ y mate; 23.Dxg4,Txh3!; 24.Dxh3,Dxh3+; 25.gxh3,Axe4+; 26.Rh2,Td2+; 27.Rg3,Tg2+; 28.Rh4,Ad8; 29.Rh5,Ag6++],Axe4; 24.Dxg4,Dxg4; 25.hxg4,Td3!; 26.Rh2,Txc3 con clara ventaja negra. Ahora las negras explotan la gran diagonal 'h1-a8'
22...,Txc3!! Según Romanovsky "Una de las mejores combinaciones jamás realizadas. La espectacular jugada negra que sigue revela la profundidad de la idea combinativa de Rubinstein"; 23.gxh4 La dama debe tomarse, pues no ofrecen esperanzas ni 23.Axc3,Axe4+; 24.Dxe4,Dh2++, ni 23.Axb7,Txg3; 24.Tf3,Txf3; 25.Axf3,Cf2+; 26.Rg1 (26.Rg2,Dh3+; 27.Rg1,Ce4+; 28.Rh1,Cg3++), Ce4+; 27.Rf1,Cd2+; 28.Rg2,Cxf3; 29.Dxf3,Td2+. 23...,Td2!! "¡Tales jugadas llevan el sello de la eternidad! Las negras tienen una dama menos y casi todas sus piezas están atacadas", escribieron Razuvavev y Murakhveri en su libro de 1980 sobre Rubinstein. 24.Dxd2 Si 24.Dxg4 ó 24.Axc3, sigue 24...,Axe4+ y si 24.Axb7, sigue 24...,Txe2; 25.Ag2,Th3!!. 24...,Axe4+; 25.Dg2,Th3! y las negras se rindieron ante el inevitable mate con Txh2++. ¡¡La inmortal de Rubinstein!!
Esperando que hayáis disfrutado de nuestra excursión de hoy, y recordándoos que antes de bajaros comprobéis que no olvidáis algún objeto personal dentro del blog (si fuera así, ¡tranquilos!, prometo guardároslo hasta que volváis), nos despediremos con una cita de nuestro protagonista de hoy, el gran Akiba Rubinstein, que dijo: "No existe tanto misterio en diez asesinatos, como en una partida de ajedrez".
viernes, 8 de julio de 2011
Karpov y Kasparov: el duelo eterno
Hoy tenemos en el blog una agradable sorpresa para los incondicionales amantes del ajedrez, y es que aunque nuestro noble deporte no se prodiga mucho en los medios televisivos, de vez en cuando nos encontramos con, como se suele decir, la excepción que confirma la regla.
Recientemente, en el programa de Canal+ Informe Robinson del día 29-06-2011, se emitió un interesante reportaje sobre la eterna rivalidad entre los dos grandes "monstruos" del ajedrez Anatoly Kárpov y Garry Kaspárov. Una rivalidad que en palabras del gran periodista Leontxo García "es la mayor en la historia de todos los deportes, no sólamente en ajedrez".
Tanto por la excepcional calidad del documental, como por lo excepcional que supone ver el mundo de las sesenta y cuatro casillas en la pequeña pantalla, a continuación os dejo el reportaje completo para vuestro deleite. ¡Os encantará, no tiene desperdicio!
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Recientemente, en el programa de Canal+ Informe Robinson del día 29-06-2011, se emitió un interesante reportaje sobre la eterna rivalidad entre los dos grandes "monstruos" del ajedrez Anatoly Kárpov y Garry Kaspárov. Una rivalidad que en palabras del gran periodista Leontxo García "es la mayor en la historia de todos los deportes, no sólamente en ajedrez".
Tanto por la excepcional calidad del documental, como por lo excepcional que supone ver el mundo de las sesenta y cuatro casillas en la pequeña pantalla, a continuación os dejo el reportaje completo para vuestro deleite. ¡Os encantará, no tiene desperdicio!
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