Sin duda que el embrujo que nos produce el ajedrez es tan sublime, que nos hace sentirnos grandes creadores durante unos minutos, y a eso se refiere Marcel Duchamp cuando dice: "No todos los artistas son ajedrecistas, pero todos los ajedrecistas son artistas".

Sin duda, también, que el ajedrez no lo es todo. ¿Qué decir de la música, por ejemplo? Por eso os he dejado una pequeña muestra de mi música favorita, para que la disfrutéis, si os apetece, mientras os sumergís en el fascinante mundo del ajedrez.

Ya en su dia el gran Tarrasch dijo: "Como el amor, como la música, el ajedrez tiene la virtud de hacer felices a los hombres".

Y olvidémonos de aquella otra frase de Oscar Wilde que decía: "Si quieres destruir a un hombre, enséñale a jugar al ajedrez"...¡asusta!

Así que sin más dilación comenzemos este singular viaje a una tierra llena de peligros, en la que nos encontraremos a reyes enfrentados en un combate eterno, reinas poderosísimas y despiadadas, fortalezas sólidas e inexpugnables, obispos con gesto serio y mirada oblícua, ágiles corceles dispuestos a asestar coces mortales y valientes guerreros que nunca retroceden ante nada.

Estáis todos invitados, así que los que quieran pueden subir a bordo. Sin condiciones. Durante la travesía seremos testigos de inagotables maravillas y al llegar a puerto nos espera...la felicidad, sin duda.

BIENVENIDO. GRACIAS POR VISITAR MI BLOG.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Posiciones diabólicas


   Esta misma mañana mi perro Dante, que como sabréis de otras entradas del blog es un maestro consumado del ajedrez, se encontraba analizando unas posiciones muy interesantes en el ordenador con su nuevo y flamante Fritz 13, tal como refleja la foto anterior. Picado por la curiosidad me acerqué a él y le pedí que me enseñara cual era el problema que reclamaba tan poderosamente su atención. Poniendo cara de paciencia, como siempre, mientras murmuraba que esta posición excedía mis capacidades ajedrecísticas, me mostró un fantástico estudio de los hermanos Mijail y Vasily Platov, de 1908, que os presento a continuación:


   Con gesto displicente me comentó que era el turno de las blancas y me preguntó que cuál creía que sería el resultado. Después de analizar unos minutos la distribución de las piezas, le respondí muy ufano que las blancas ganaban fácilmente, pues después de 1.d7, las negras no podían evitar la coronación del péon blanco. Dante, con un suspiro de resignación, me dijo que si tenía algo que hacer que fuera a hacerlo, y no perdiera el tiempo en estos complejos estudios que nunca alcanzaría a comprender. Me aclaró que efectivamente gananban las blancas, pero que el peón 'd' se podía parar. Ante mi cara de asombro me mostró la maravillosa solución al diabólico estudio creado por los hermanos Platov.

SOLUCIÓN
1.d7,Tf5+; 2.Rg8,Tf8+; 3.Rxf8,Cc5!; 4.Ae4!!,Rh5; 5.d8(=D),Ce6+; 6.Re7,Cxd8; 7.Rf6!!, caballo juega; 8.Ag6++.

   Me levanté dispuesto a irme y dejar a Dante que siguiera tranquilo con sus análisis, cuando en un gesto de magnanimidad me invitó a que me quedara para mostrarme otra posición también increible. Esta vez se trataba de un estudio de K. Lillian de 1947, en el que las blancas juegan y ganan. Me hizo hincapié en la posición prácticamente de ahogado del negro y me comentó como anécdota que el motor de análisis Houdini 2.0 encontraba la solución en un periquete:


   Me puse manos a la obra, para intentar resarcirme de la humillación anterior y tratar de encontrar la solución correcta en este caso. Tras mucho pensar, llegué a la conclusión de que la partida tenía que terminar en tablas, pues las blancas pese a su ventaja de posición no podían forzar más la situación y así tras 1.Aa5!,a6; 2.Ab6!,a5; 3.Rb5,a4; 4.Ra6,a3; 5.Ad4,a2; 6.Axf6!,a1(=D); 7.Axa1,f6, el empate me parecía inevitable.


   Dante me dijo que me había acercado bastante a la solución, y que ahora la posición no era de tablas, sino que las blancas tienen el triunfo al alcance de la mano en un abrir y cerrar de ojos. La jugada ganadora era obvia, añadió. Mire el tablero unos segundos y... ¡eureka!. ¡La encontré! ¿Seréis capaces vosotros de descubrir la secuencia ganadora con que culmina este diabólico estudio de Lillian?

SOLUCIÓN
8.Ae5!!,fxe5; 9.f6,e4; 10.f2,e3; 11.f8(=D),e2; 12.Df2,e1(=D); 13.Da7++. Si las blancas hubieran jugado 1.Ae3 con la misma idea de la solución, las negras se habrían salvado con 1...,a5!.

   Después de haberme acercado tanto a la resolución del estudio anterior y haber hallado la jugada ganadora que comenté antes, mi perro no pudo dejar de decir que le había sorprendido gratamente y que quizás en el fondo no era yo un caso totalmente perdido como él pensaba. Así que me concedió otra oportunidad y me planteó de nuevo otro diabólico estudio, esta vez de A. Herbstmann, de 1928, en el que las blancas juegan y consiguen tablas:


   ¡Pero si las negras tienen mate en una!-exclamé atónito. Y no pueden evitarlo con 1.Td2, por que entonces las negras tienen 1...,Dc3+. Las blancas no pueden evitar la derrota-concluí. Dante me miró de arriba a abajo durante unos segundos y dijó: Lo de antes ha sido un espejismo. No me equivocaba. Realmente eres un caso perdido. Acto seguido me mostró la fantástica solución y de nuevo me quedé con la misma cara de tonto que al principio. Parece increible, pero efectivamente las blancas consiguen las tablas...

SOLUCIÓN
1.Txa4+!,Dxa4; 2.a8(=D)!,Dxa8; 3.Ta7+!,Cxa7; 4.b7!!,Dxb7 y las blancas están ahogadas.

   Tras esta nueva humillación, me levanté y me alejé de mi perro, que se quedó analizando nuevas posiciones con el ordenador. Mientras salía de la habitación, Dante me dijo socarronamente: Hay un libro de ajedrez muy interesante que te recomiendo encarecidamente que estudies. Te vendrá muy bien. Es de la editorial De Vecchi y su autor es Alberto Turci. Toma, te lo dejo...


   Dante me guiñó un ojo y no pude evitar reirme. ¡A pesar de todo, somos buenos amigos!. Me acordé de aquella frase del zoólogo austríaco Konrad Lorenz (1903-1989) que decía: "El hecho simple de que mi perro me quiera más que yo a él constituye una realidad tan innegable que, cada vez que pienso en ella, me avergüenzo". Se lo cogí de las patas y prometiéndole que lo estudiaría con atención me marché con el libro bajo el brazo recordando también aquel otro pensamiento del genial Groucho Marx que explicaba: "Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer".



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