Sin duda que el embrujo que nos produce el ajedrez es tan sublime, que nos hace sentirnos grandes creadores durante unos minutos, y a eso se refiere Marcel Duchamp cuando dice: "No todos los artistas son ajedrecistas, pero todos los ajedrecistas son artistas".

Sin duda, también, que el ajedrez no lo es todo. ¿Qué decir de la música, por ejemplo? Por eso os he dejado una pequeña muestra de mi música favorita, para que la disfrutéis, si os apetece, mientras os sumergís en el fascinante mundo del ajedrez.

Ya en su dia el gran Tarrasch dijo: "Como el amor, como la música, el ajedrez tiene la virtud de hacer felices a los hombres".

Y olvidémonos de aquella otra frase de Oscar Wilde que decía: "Si quieres destruir a un hombre, enséñale a jugar al ajedrez"...¡asusta!

Así que sin más dilación comenzemos este singular viaje a una tierra llena de peligros, en la que nos encontraremos a reyes enfrentados en un combate eterno, reinas poderosísimas y despiadadas, fortalezas sólidas e inexpugnables, obispos con gesto serio y mirada oblícua, ágiles corceles dispuestos a asestar coces mortales y valientes guerreros que nunca retroceden ante nada.

Estáis todos invitados, así que los que quieran pueden subir a bordo. Sin condiciones. Durante la travesía seremos testigos de inagotables maravillas y al llegar a puerto nos espera...la felicidad, sin duda.

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miércoles, 30 de marzo de 2011

Corre, corre, que te pillo

   ¡Que bonita es la niñez! ¡Que bonita esa época en la que una de las cosas más importantes de la vida era jugar y jugar con los amigos!
Seguro que si echamos la vista atrás, nos viene a la memoria multitud de juegos con los que nos divertíamos con los colegas... el escondite, la gallinita ciega, la comba,  las canicas, polis y cacos, e incluso,  los médicos.
Pero por encima de esos, bueno, descontando a los médicos, recuerdo sobre todo el juego del pilla-pilla. En este juego se elejía a uno de los amigos que era el que pillaba y tenía que atrapar a otro de los amigos que tratábamos de huir corriendo, y cuando pillaba a uno, éste pasaba a ser el que pillaba. ¡Sencillo y divertido!.
Haciendo caso a Kasparov, que titula uno de sus libros "Como la vida imita al ajedrez", podemos ver como el juego del pilla-pilla es un claro reflejo del que se juega en el mundo de las sesenta y cuatro casillas, cuando las piezas de un bando juegan a atrapar una pieza contraria.
   Seguro que me daréis la razón con los siguientes ejemplos:


   La posición corresponde a un estudio de L. Van Fliet de 1888. Juegan las blancas y ganan. En ella la dama blanca se propone pillar a su colega negra, que intentará huir por todo el tablero. Empieza con 1.Db4! y ahora, según el camino que elija la dama negra, tendremos: a) 1...,Dd5 (f3); 2.Da4+,Rb6; 3.Db3+!,Dxb3; 4.b8(=D)+ y 5.Dxb2.      b)1...,Dg2; 2.Da3+,Rb6; 3.Db2+!,Dxb2; 4.b8(=D)+ y 5.Dxb2. c) 1...,Dh1; 2.Da3+,Rb6; 3.Db2+,Rc7 (si 3...,Ra6; 4.Da2+,Rb6; 5.Db1+!,Dxb1; 6.b8(=D)+ y 7.Dxb1); 4.Dh2+!,Dxh2; 5.b8(=D)+ y 6.Dxh2.
Y sea cual sea la vía de huida, la dama negra resulta al final pillada.

   El siguiente diagrama corresponde a un estudio de Díez del Corral de 1955, en donde el caballo y la dama blanca se lanzan a pillar al monarca negro, pero la que es pillada es la dama. Veámoslo:


   Juegan las blancas. 1.Da1+ (con 1.Cc4+?,Ra2 se dejaría escapar la victoria),Rb4 (si 1...,Rb3; 2.Db1+,Ra3; 3.Cc4+,Ra4 especulando con el ahogado si se captura la dama, sigue 4.Da2+!,Rb4; 5.Db2+,Ra4; 6.Da3+,Rb5; 7.Cd6+); 2.Db2+,Rc5!; 3.Ca4+,Rd6; 4.De5+,Rc6; 5.Dc5+,Rd7; 6.Cb6+,Re8


   7.De5+,Rd8 (si 7...,Rf8; 8.Cd7+!,Dxd7; 9.Db8+,De8; 10.Dc7!); 8.Dd6+,Re8; 9.De6+,Rd8; 10.Dg8+,Rc7; 11.Ca8+,Rd6; 12.Dg3+,Rc5 (si 12...,Rd7; 13.Dg7+,Rc8; 14.Df8+,Rd7; 15.De7+,Rc8; 16.De8++ y aquí si 15...,Rc6; 16.De4+,Rc5; 17.Dxb7)


   13.Dc3+,Rd6; 14.De5+,Rd7; 15.De7+ y las blancas consiguen pillar a la dama negra como en el comentario anterior.

   El siguiente estudio de Troitzky, de 1910, en el que juegan las blancas y ganan, es una verdadera maravilla en el que la torre blanca inicia una obstinada persución a la dama negra, llegando a ofrecerse ¡seis veces seguidas! especulando con el doble del caballo que la pillaría sin remisión.


   1.Tb4!,Dc8 (si 1...,Dxb4; 2.Cc6+); 2.Tb8!,Dh3; 3.Th8!,Ch4 (el mal menor para las negras sería 3...,Dxh8; 4.Cg6+,Re8; 5.Cxh8,Cf4; 6.Rh2,Cd3; 7.Rg3,Cxb2 y el final estaría perdido por las negras. Como principio general orientativo, los finales de caballos suelen ser muy similares a los de reyes y peones, en cuanto a probabilidades de victoria; en este caso las blancas no sólo tienen un peón de más, sino que su rey es más activo); 4.Txh4!,Dc8;


   Y ahora las blancas pillan a la dama negra con 5.Th8!,Db7; 6.Tb8!.

   El siguiente ejemplo es un estudio de Sobolevski de 1950 en el que juegan las blancas y ganan. Como ya habréis supuesto hay que jugar a pillar a la dama negra. Pero, ¿cómo?


SOLUCIÓN
1.Ab8!,Dh6; 2.Af4!,Dh8 (si 2...,Dh7; 3.Cce6+,Rxf7; 4.Cg5+ seguido de 5.Cxh7); 3.Ae5!,Dh6; 4.Ag7+!! ¡Fascinante!

   Y para terminar una posición de una partia real, ya clásica, que corresponde al enfrentamiento entre Adams y Torre del Torneo de Nueva Orleans 1920.


   Las dama blanca se ofrece en sacrificio tres veces consecutivas para tratar de pillar a su colega negra y así desviarla de la defensa del punto crítico de 'e8'. Adams jugó: 1.Dg4!,Db5; 2.Dc4!,Dd7; 3.Dc7!!,Db5 (si 3...,Da4; 4.Te4!,h6; 5.Dxc8!,Dxe4; 6.Dxe8+! ganando por la acción de los "rayos x"); 4.a4,Dxa4;


   5.Te4,Db5; 6.Dxb7! y las negras abandonan, puesto que su dama ha sido pillada y no le queda ninguna casilla disponible en la diagonal 'a4-e8'. ¡Fantástico remate!

   Después de ver estas maravillosas posiciones tendremos que darle la razón a Robert Hubner cuando dijo: "Aquellos que dicen entender al ajedrez, no entienden nada".

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