El enroque |
De todos modos, aunque tengamos a nuestro rey enrocado, eso no le garantiza que este exento de peligros, claro está, y en la amplia literatura de nuestro noble juego podemos encontrar un sinfín de obras en las que se recogen detalladamente los diferentes métodos de ataque sobre el enroque, ya sea el corto o el largo, como por ejemplo en el magnífico libro de Ludek Pachman, Táctica moderna en ajedrez, tomo II, donde dedica dos capítulos a este tema, y que podéis descargároslo pinchando en el siguiente enlace:
A modo de ejemplo de un formidable ataque al enroque, podemos fijarnos en la siguiente posición sacada de la partida Miles-Browne, Olimpiada de Lucerna, 1982, donde las blancas juegan y ganan:
La combinación anterior seguro que os habrá recordado a algunos, el fantástico ataque de Lasker contra Bauer en Amsterdam, 1889, donde el ex-campeón mundial introdujo por primera vez el clásico sacrificio de los dos alfiles contra el enroque enemigo:
Las blancas jugaron aquí 1.Ch5, y las negras respondieron 1...,Cxh5, con la sana intención de defenderse después de 2.Dxh5 con 2...,f5, pero ahora Lasker enciende la mecha con 2.Axh7+!,Rxh7; 3.Dxh5+,Rg8; 4.Axg7!,Rxg7; 5.Dg4+,Rh7; 6.Tf3,e5 (única); 7.Th3+,Dh6
Bauer pensó que entregando la dama su posición todavía podía defenderse pero... 8.Txh6+,Rxh6; 9.Dd7! y uno de los alfiles cae. Siguió 9...,Af6; 10.Dxb7,Rg7; 11.Tf1,Tab8; 12.Dd7,Tfd8; 13.Dg4+,Rf8; 14.fxe5,Ag7 (si 14...,Axe5; 15.Df5); 15.e6,Tb7; 16.Dg6,f6
Y Lasker remató con 17.Txf6+!,Axf6; 18.Dxf6+,Re8; 19.Dh8+,Re7; 20.Dg7, y las negras abandonaron. ¡Esto sí que es atacar...!
Otro de los ataques más famosos de la historia, con anécdota incluida, es el que se produjo en la partida disputada en Nueva York, 1912, entre Edward Lasker y George Thomas, cuyo comienzo refleja el siguiente diagrama:
Edward Lasker alcanzó la gloria jugando 1.Dxh7+!!,Rxh7; 2.Cxf6+,Rh6 (si 2...,Rh8; 3.Cg6++); 3.Ceg4+,Rg5;
4.h4+,Rf4; 5.g3+,Rf3; 6.Ae2+,Rg2; 7.Th2+,Rg1; 8.0-0-0++. La anécdota a la que hacía mención antes ocurrió cuando tras concluir la partida, se acercó a felicitar al vencedor, el campeón del mundo Emanuel Lasker (ambos jugadores no tenían parentesco ninguno a pesar de compartir el mismo apellido) y le dijo que la partida no había sido del todo correcta. Un poco mosqueado Edward Lasker respondió: "- Todas las jugadas del negro han sido forzadas. ¡Ni usted, como campeón mundial, podría haberlo superado!", a lo que Emanuel Lasker contestó: "- Con todos los respetos, sí lo hubiese superado. ¡Yo habría ganado dos jugadas antes!". Acto seguido le explicó que en vez de 4.h4+, la mejor jugada era 4.f4+!,Rxf4 (si 4...,Rh4; 5.g3+ y 6.Af1+); 5.g3+,Rf3 (si 5...,Rg5; 6.h4++); 6.0-0++. ¡Es de suponer, que a Edward no le haría mucha gracia la corrección de Emanuel!
Para ilustrar un ataque contra el enroque largo, echaremos mano de otro ejemplo clásico correspondiente a la partida Schulder-Boden, Londres, 1860, donde las negras se impusieron rápidamente:
De todos modos, a pesar de los ejemplos anteriores, no cabe duda que como más seguro está el rey es enrocado, porque la historia del ajedrez está plagada de reyes que sucumben, sin remisión, en el centro del tablero, donde su defensa, que duda cabe, es mucho más difícil. Para muestra los siguientes ejemplos, el primero de los cuales está sacado de la partida Tatai-Karpov, Las palmas 1977, donde el turno de juego es de las negras:
Las blancas están a punto de enrocarse, pero el gran Karpov lo impidió jugando 1...,Dd3!; 2.exd3,exd+! Con este cambio se abre la columna 'e' y el rey blanco queda peligrosamente expuesto a las amenazas enemigas. 3.Rd2,Te2+ Las negras no se apresuran a recobrar la dama a fin de no dejarle al adversario ni una sola posibilidad de salvación. 4.Rxd3,Td8+; 5.Rc4,Txc2+; 6.Rxb4,Tcd2
7.f3,Af8+; 8.Ra5,Ad7! y las blancas abandonaron. Karpov estaba amenazando 9...,Ac5 seguido de 10....,Ta8++. Si 9.Tc1,Td6! y a 9.b4,Td6; 10.b5,Tf6; 11.Ra4,Ae6; 12.Ra5,Ac4 y mate a la siguiente.
El segundo ejemplo corresponde a la partida Reti-Tartakower, Viena, 1910, donde las blancas se impusieron expeditivamente. Es una posición muy conocida, pero ¿recordáis en este instante como Reti cazó al rey negro, todavía sin enrocar?:
Otro ejemplo lo podemos ver en el encuentro Bareev-Yakovich, URSS, 1986, en el que las blancas juegan y ganan:
Después de visto lo visto, y dando por supuesto que el enroque es un movimiento fundamental en casi todas las partidas, con el que nuestro rey se librará de más de un disgusto, volveré al título de la entrada de hoy, que me lo inspiró un bonito estudio que encontré en una vieja revista, cuyo autor es V. Prigunov, del año 1990. La verdad es que me he extendido un poco hasta llegar aquí, pero lo único que quería explicar es que admitiendo la importancia de enrocarse, el estudio que a continuación podréis ver, demuestra que, como todo en la vida, el enroque también hay que efectuarlo en el momento adecuado.
La composición de Prigunov es sencilla pero singular, y seguro que con la pista del título no tendréis dificultad en encontrar la solución. Se me olvidaba...las blancas juegan y ganan. ¡Suerte!
Curiosamente, mientras buscaba material para la crónica de hoy, me encontré en el interesante libro de Joe Gallagher de la editorial Hispano Europea, "101 ideas de ataque", la siguiente posición que hace uso de la idea del estudio de Prigunov. Está sacada de la partida Berry-Teplitzky, Canadá, 1999:
Es el turno de juego de las blancas, que se equivocaron jugando 1.Tc1?, a lo que el negro respondió 1...,Cxe3!. Y Berry entró de lleno en la combinación de Prigunov, continuando con 2.Txc7,Cxg4; 3.Txb7,0-0-0!! y las negras se anotaron el punto entero. La torre de 'b7' cae por la amenaza de mate en 'd1'. ¡La realidad emulando a la ficción!.
Termino hoy con dos frases que se ajustan perfectamente a lo que hemos estado tratando. La primera es de Tartakower: "El enroque es el primer paso hacia una vida ordenada", y la segunda del gran jugador estadounidense Harry Nelson Pillsbury, que dijo: "Enroque porque quiere o porque debe, pero no porque puede".
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