Allí, días antes del asalto final turco, Carlos XII, conduciendo las piezas blancas, se enfrentaba a su habitual contrincante y consejero privado, el barón de Grothusen, bajo el continuo fuego de la artillería turca.
En la posición del siguiente diagrama, el rey sueco anunció, muy ufano, mate en tres:
Solución
En ese preciso momento una bala enemiga hizo saltar del tablero al caballo de "e1" y a Grothusen de su asiento. El rey, sin inmutarse, rogó al barón que recolocara el caballo en su sitio, pero en el último momento le detuvo y le dijo que no era necesario, ya que en dicha posición seguía teniendo mate, esta vez en cuatro movimientos:
Justo entonces, otro certero disparo de los turcos destrozó el peón de "h2". - Tenéis de vuestra parte a esos infieles, manifestó el rey, pero después de unos segundos de examinar el tablero, exclamó con voz de triunfo ante la cara de asombro de su consejero: - ¡No importa, sigo teniendo mate en cinco!:
Estupefacto ante la sorprendente situación, el barón Grothusen replicó que si verdaderamente los turcos estuvieran de su parte, la primera bala habría acertado a la torre de "g7" y así habría salvado la partida, a lo que Carlos XII, con una sonrisa en los labios, contestó: - Nada más lejos de la realidad, mi querido amigo. En ese caso hubiera dado mate en...¡seis jugadas!:
Espero que hayáis disfrutado con esta bonita leyenda y su increible sucesión de mates. Al final, como en toda buena historia, podemos extraer una gratificante moraleja, y es que por encima de las balas y de la violencia, siempre prevalecerá el espíritu de las ideas y de la belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario