Hace un tiempo os comenté como mi perro, sin ningún reparo, me dió una soberana paliza delante del tablero. (Os remito a la entrada del 19 de Agosto de 2010). Desde entonces no he vuelto a jugar con él, pero Dante no ha estado perdiendo el tiempo. La fotografía de arriba habla por si sola. Así le sorprendí el otro día cuando entré sigilosamente en casa, para confirmar lo que ya sospechaba: mi perro se entrena firmemente en mi ausencia. ¡Y además con mis propios libros! ¡Que poca vergüenza! Si sigue así, a ver como le voy a vencer... Como ya dije en aquella entrada, el perro es el mejor amigo del hombre... ¡Ja!
Después de invitarle amablemente a que dejara el tablero y el libro y se marchara, no pude evitar fijarme en la posición que estaba estudiando:
Según pude ver en el libro que estaba utilizando Dante, la posición corresponde a la partida Gurevich-Razuvaiev, Moscú 1987, en la que mueven las blancas.
Aquí os pongo el diagrama para que la podáis estudiar mejor:
La ventaja posicional de las blancas es evidente, pero ¿cómo aprovecharla al máximo?.
Tras varios minutos estudiando absorto el tablero, sin ver el plan ganador, apareció Dante de nuevo en la terraza, y ni corto ni perezoso me "facilitó" la solución:
1.h5!,g5; 2.Cd5!! y las negras abandonan debido a 2...,exd; 3.Txe7,Dxe7; 4.Dxf5+ y 5.Dxc8. Resulta paradójico -me aclaró- que el punto más solido de las negras, "f5", en realidad fue su principal debilidad.
Después de decir esto, y tal vez a causa de la cara de pocos amigos que le puse, se marchó rápidamente murmurando entre dientes: "Que malas pulgas tienen algunos humanos". ¡Lo que hay que oir!
Por si alguno de vosotros tiene también algún perro de esta calaña, os dejo, para que lo estudiéis, un enlace al magnífico libro "Entrenamiento de élite (I)" de Dvoretsky y Yusupov, que creo que es uno de los libros imprescindibles en cualquier biblioteca de ajedrez. ¡Por algo lo había escogido Dante!
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